La tan esperada Semana Universitaria finalmente había llegado, un momento en el que todo el campus vibraba de emoción.
Durante una semana completa, las clases se suspendían, dando a los estudiantes la oportunidad de mostrar sus talentos, competir en diversos eventos e inmersarse en las vibrantes festividades del campus.
Los estudiantes veían esto como algo más que un simple descanso de la academia.
Para muchos, era una oportunidad de ganar puntos extra de crédito, mejorando sus calificaciones a través de victorias en competiciones.
Los novatos, en particular, debían participar en al menos un evento, convirtiéndolo en su primera verdadera experiencia de la vida universitaria más allá del aula.
El campus se transformaba en un animado terreno festival, con puestos, puestos de comida y exhibiciones interactivas a lo largo de los caminos.