—Nuestra esposa tiene una ciudad propia, la Ciudad Elísea, allá en Ciudad J, un rancho que es controlado por ella cerca de Ciudad A y recientemente se ha hecho cargo de un club de lucha subterráneo. No creo que sea tan increíble que tú hayas reclamado la Ciudad I para ti misma —se encogió de hombros Liu Wei.
—¿Un club de lucha? ¿Era el que antes tenía Lin Song? —preguntó Hao Jing Ya mientras el ambiente a su alrededor cambiaba. Cuando entró por primera vez, parecía ser la esposa sumisa que la mayoría asumiría que era, especialmente con la gran diferencia de edad entre ella y su esposo. Pero ahora, era fácil ver que ella tenía el poder y la habilidad para controlar una ciudad entera.