—¿Cadáveres? —preguntó Mao Jing, estremeciéndose. Miró a los tres hombres que parecían darse cuenta justo entonces de que él estaba parado frente a ellos.
—Explícate —gruñó el callado. Mao Jing alzó la vista hacia el hombre, dándose cuenta por primera vez de lo enorme que era.
—Los zombis son nuestros —tartamudeó Mao Jing, mirando a todos lados menos a los tres hombres—. Quiero decir, la Jefa ahora los reclama como suyos. Ella dijo que los iba a liberar una vez que arreglara algo afuera, pero hasta entonces, necesita alimentarlos. Tal vez deberíamos pedir cadáveres para tener un suministro de comida para ellos.
—Buena idea —asintió Liu Wei—. Pero te faltan algunos factores importantes en esa sugerencia.
Mao Jing miró al hombre sin comprender, no seguro de a qué se refería.