El pasillo conducía a una escalera de diez peldaños, cada uno con su propia etiqueta. La luz tenue cambió a una mezcla de morado y verde.
—¿Vibra de Bufón, no? —murmuré por lo bajo, provocando que el hombre frente a nosotros girara y me mirara fijamente.
—Será mejor que tu perra aprenda a mantener la boca cerrada —siseó, mirando a Liu Yu Zeng. Mi hombre simplemente levantó una ceja en respuesta.
—Será mejor que seas tú el que mantenga la boca cerrada y nunca más hable de o a mi esposa de esa manera —replicó Liu Yu Zeng con una sonrisa burlona en su rostro. Me reí entre dientes al ver al hombre ponerse un horripilante tono de verde, o tal vez fuera resultado de la iluminación. No podría estar demasiado segura.
—Lo soportaré, pero los superiores nunca aceptarán su falta de respeto —insistió, sin querer dar la impresión de retroceder, pero tampoco queriendo comenzar nada.