—¿Qué dices? —pregunté mientras medía con la mirada al hombre que parecía una montaña de grande—. ¿Quieres intentarlo? Si es así, solo di que Liu Wei es suya de nuevo y te prometo un dolor inimaginable —continué con una sonrisa en el rostro.
Estaba parada entre Liu Wei y Chen Zi Han, con Liu Yu Zeng de pie al lado de Liu Wei. Wang Chao estaba justo detrás de mí, pero aún así, el hombre montaña no parecía tomarme en cuenta en absoluto.
Bueno, él tendrá que aprender igual que los demás.
—No le has respondido —dijo Liu Wei mientras se acomodaba las gafas—. Te sugiero que lo hagas.
El hombre montaña, Cheng Feng, parpadeó lentamente y volvió su atención hacia mí. —No —respondió.
Parpadeé varias veces e incliné la cabeza hacia un lado mientras miraba al hombre. —¿No, qué? —pregunté confundida.