```
Hubo un silencio incómodo durante unos segundos mientras intentaba poner en orden mis pensamientos. No llevaba muy bien los cambios y esto... esto era un cambio.
—¿No quieres ir? —preguntó Cerberus en voz baja. —No tienes que hacerlo, lo sabes ¿verdad?
—Quiero ir —dije sabiendo que esa era la absoluta verdad. —Quiero ir, pero tengo miedo.
—¿De qué tienes miedo? —preguntó él amablemente. Era como si fuera mi mejor amigo. Siempre allí cuando necesitas hablar pero sin ofrecer juicios.
—Tengo miedo de que no sea como lo recordaba y de qué haría si eso ocurriera —admití mientras apoyaba mi codo en la puerta entre la parte de metal y la ventana.
—Si no es como lo recordabas, cámbialo de nuevo. Si ya no te gusta, préndele fuego. No hay nada, y quiero decir nada, que puedas hacer mal —dijo Cerberus, su voz llenando la cabina con su convicción.