Solo habíamos estado conduciendo durante 30 minutos antes de que la primera tormenta de mierda nos golpeara.
Acabábamos de llegar a la parte en que la loca de los gatos logró descifrar la señal y descubrió que la señal alienígena no era un S.O.S., sino una advertencia. Pero, ¿alguien la escuchó? ¡No! Estaba refunfuñando con Chen Zi Han sobre cuánto más corta habría sido la película si tan solo hubieran escuchado a la mujer, cuando la autocaravana se detuvo en seco, haciendo que casi me cayera del sofá.
Menos mal que Chen Zi Han era realmente bueno atrapándome o me hubiera salido volando.
—Lo siento por eso —dijo Feng Dong Yang mientras miraba por la ventana hacia la autocaravana que teníamos delante.