—¡Pero qué demonios! ¿Por qué debería ser castigado por algo que dijo este tipo? —frunció el ceño confundido—. ¿Cómo demonios era eso justo? —La peor idea que se le cruzaba por la cabeza era tener que renunciar a sus suministros, pero jamás imaginó que ello pudiera considerarse un castigo al estilo "mafia".
—¿Cortar un dedo? No, organización criminal equivocada —pensó con sarcasmo.
Estaba sufriendo un ataque de pánico interno ante lo que Liu Wei esperaba de él. Abrí la boca para decir algo siniestro como "la cabeza de la mujer que está a tu lado", pero lo que salió fue:
—La mitad de tus suministros.
Se quedó congelado de vergüenza y deseaba que la tierra lo tragara cuando Wu Long lo miró con total incredulidad. Incluso Liu Wei se quedó quieto por un segundo antes de escucharlo reírse. Hasta el estoico Chen Zi Han soltó una risotada de incredulidad al escuchar lo que había dicho.