—¿Quieres decirme cómo sabes ese nombre? —sonó la voz de nuevo, esta vez acompañada por el sonido del seguro de una pistola siendo liberado.
—¿Quieres decirme dónde está Marido? No quiero que uno de mis hombres le dispare por accidente. Pero de nuevo, si tú estás allí entonces —hice una pausa mientras miraba hacia el otro extremo del pasillo y la dirección de donde acabábamos de venir—. Entonces debe haber estado siguiéndonos desde que llegamos a este piso —concluí al escuchar pasos resonando en el corredor detrás de nosotros.
—Ah, allí está —dije—. Admito de lleno que todo lo que quería hacer era correr hacia adelante y lanzarme a los brazos de Hua Chan Juan y nunca dejarla ir. Necesitaba disculparme por no haberle creído cuando se trataba de Colin y aún más por el hecho de que conduje a su muerte. Si no le hubiera dicho a Colin lo que ella había dicho sobre no confiar en él, él nunca la habría elegido como blanco en primer lugar.