—¿Y qué era eso? —preguntó Violencia, intrigada. Era extraño verla tan arreglada y sin embargo, sentada en la encimera de mi carnicería. El corazón de la manzana yacía a su lado, convirtiéndose de nuevo en una manzana justo frente a mis ojos.
Aquí, la muerte no significaba nada... solo una pausa momentánea en el ciclo del renacimiento.
—Usa a aquellos en quienes confías, confía en aquellos que usas —respondí.
Cuando me trajeron de vuelta a esta vida, fue muy distinto a lo que esperaba. Era como volver a Canadá, solo que sabiendo que la mierda iba a golpear el ventilador.
Nadie tenía miedo, luchando por su vida con cada aliento que tomaban; en cambio, todos llevaban sonrisas en sus rostros, sus verdaderas intenciones ocultas.
No tenía idea de qué hacer.