Wang Chao se acercó al primer juego de puertas y miró hacia arriba a la ciudad. Habían dado un círculo completo, y algo más, meditó con una leve sonrisa en sus labios. Sus pensamientos se desviaron a su primer encuentro, los malentendidos y todas las veces que ella había hecho lo que ellos querían solo para hacerlos felices.
Cerró los ojos y estiró el cuello intentando aflojar los tensos músculos. Si algo sucedía y tenían que empezar de nuevo desde el principio, sabía cada cosa que cambiaría, comenzando en el momento en que Liu Wei entró en su oficina para informarle que el rancho había sido vendido a un jovencito de segunda generación.
Imaginó cómo se desarrollaría aquello en su cabeza. ¿Se habría arrodillado en ese momento para suplicar su perdón, o le habría regalado el rancho y todos los suministros que necesitaba?