—Llegas tarde —fue la voz muy irritada que resonó en cuanto Mao Jing y los demás entraron al club.
—Hubo un problema —respondió Wang Chao, acercándose a Li Dai Lu y dándole un beso suave en la frente—. ¿Cuánto tiempo tenemos antes de que abra el club?
—Abrirá cuando yo diga que abra —espetó Li Dai Lu, claramente no estaba feliz. Mao Jing estaba preocupado por cómo reaccionaría ella cuando se enterase de que en realidad no habían completado su misión—. ¿Y cuál problema? ¿Estás bien? ¿Necesito matar a alguien?
—No, no. Nada de eso. Pero vamos a devolver al chico a su familia —respondió Wang Chao mientras pasaba un brazo alrededor de su cintura. La llevó a uno de los reservados en la parte trasera y la sentó.
—¿Qué vamos a obtener a cambio? —preguntó ella, volviendo su atención hacia Mao Jing. Él tragó saliva, tratando de averiguar cómo presentarlo para que sonara mejor que, 'No íbamos a recibir nada a cambio.'