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Me paré en la cima de las colinas rodeado de árboles y observé cómo el número de llamas azules y púrpuras comenzaba a disminuir rápidamente.
—¿No vas a ir a ayudar a tus hombres? —preguntó Violencia mientras me tendía el bol de palomitas de maíz con mantequilla. Aún tenía que verla dejar de picar algo desde que vino a este reino para 'pasar el rato—sus palabras, no las mías.
—Estoy ayudando a mis hombres —respondí con una ligera sonrisa en mi rostro. Estaba ayudando a mis hombres de dos maneras. La primera era dejando que estirasen sus músculos y descubriesen cómo matar a los zombis, y la segunda era que había congelado a 1,500 zombis para que pudieran tomarse su tiempo.
—¿Están luchando contra ti? —cuestionó Violencia, inclinando la cabeza hacia un lado y mirándome. —Porque podrías simplemente matarlos a todos si están luchando contra ti.