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—Exactamente —dijo Liu Yu Zeng con una asentimiento—. El ejército entrena a las personas para ser héroes, pero no les enseña cómo detenerse.
—Él me rodeó con sus brazos mientras continuaba mirando el cielo en mi espacio —. Así que, para hombres como yo y Chen Zi Han, encontrar un lugar como este es un paraíso. Podemos vernos relajándonos aquí, formando una familia y sin preocuparnos de que otros nos quiten nuestro territorio. La idea de que solo seamos los cinco de nosotros no nos causa pánico, nos... da una sensación de paz. ¿Tiene sentido eso?
Me miró, una expresión vulnerable en su rostro —. Tiene todo el sentido del mundo —dije mientras besaba su pecho—. Fue lo mismo que sentí cuando renací en esta vida. La idea de que podía hacerme un hogar en medio de la nada, donde no tenía que preocuparme por humanos tratando de tomar lo que era mío, o zombis tratando de matarme, era todo lo que siempre había querido.
