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En la quietud de la noche, una solitaria figura se erguía frente a un ejército de soldados. En completo silencio, los mil hombres se mantenían firmes. Quizás no llevaban el uniforme de combate, ni la bandera de su país desplegada con orgullo en el brazo, pero eso no los hacía menos ejército, ni menos intimidantes.
Nadie se movía, no había inquietud ni impaciencia, ni siquiera el sonido de la respiración rompía el silencio de la noche. Todos estaban allí, observando, esperando, sabiendo que cuando llegara el momento, su vida o su muerte no significaría nada ante la misión. Fueron entrenados y adiestrados por los mejores, para ser los mejores. No habría concesiones. Fueron entrenados para matar, y eso era lo que mejor sabían hacer.
La figura solitaria miró hacia atrás a los hombres que comandaba, sabiendo que sus vidas estaban en sus manos, que sus decisiones impactarían sus acciones, y que las consecuencias recaerían únicamente sobre sus hombros.
Mientras ellos entrenaban para el combate, él se entrenaba para mandar, y no había nadie mejor que él en este mundo.
El silencio fue interrumpido por el constante y rítmico paso de un hombre mientras se dirigía hacia la figura solitaria. Caminaba a través del mar de soldados, siguiendo un camino trazado por la propia formación de estos. Un camino destinado a llevarlo lo más rápido posible ante su líder.
—Señor —dijo la figura al hombre solitario una vez que estuvo lo suficientemente cerca—. He encontrado su ubicación. En la base de una montaña, aproximadamente a 100 millas al suroeste de aquí, hay 1,549 hombres con suficientes armas, municiones, helicópteros y suministros para durar unos años. La inteligencia dice que probablemente estén usando ese rango como base permanente y llevando a cabo todas las misiones desde allí. ¿Cuáles son sus órdenes?
—Suficientes hormigas pueden derribar un elefante. Necesitamos aplastarlos ahora antes de que puedan convertirse en una fuerza abrumadora. Toma cinco equipos y elimínalos. Hazlo en silencio. No quiero que nadie más se entere de esto.
Como si fueran uno solo, saludaron, giraron sobre sus talones y marcharon, sus pasos silenciosos en la oscuridad de la noche. La figura solitaria esperó hasta que todos se hubieran ido antes de que él también se girara y desapareciera. Había mucho trabajo por hacer y poco tiempo para hacerlo.
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Wang Chao entró a su estudio unos minutos después de despedir a sus hombres. Dirigiéndose directamente hacia el sólido escritorio de roble, se sentó y esperó a que su asistente personal cerrara las masivas puertas de su santuario.
Los montones de papeleo no restaban a la sensación de majestuosidad y poder que rodeaba a Wang Chao dondequiera que iba. Juntando sus manos, miró hacia donde Lui Wei estaba parado, listo para darle su reporte.
—Señor —comenzó Lui Wei—, la adquisición de Sunset Corps. se ha completado y está esperando su firma. En cuanto al CEO actual, después de que la información se ha dado a la policía, se enfrenta a 10-15 años de prisión por fraude, evasión de impuestos y sobornos.
—Mmm —respondió Wang Chao mientras abría la primera carpeta que le presentaron—. Leyendo rápidamente los términos y condiciones de los contratos, firmó su nombre en la parte inferior y selló el destino de Sunset Corps.
No era nada personal. No tenía un rencor o venganza en mente cuando decidió hacerse con la compañía multimedia, simplemente quería poseerla para diversificar sus empresas. Puede que haya sobresalido en lo militar, convirtiéndose en uno de los Generales más jóvenes en retirarse, pero las complejidades del mundo de los negocios era donde brillaba.
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El mundo de los negocios era muy parecido a un campo de guerra. La información era clave para una victoria rápida y sin sangre. Sin embargo, de vez en cuando, a Wang Chao le faltaba la sangre en sus manos.
Lui Wei tomó la carpeta original de debajo de la mano de su jefe y la reemplazó con otra.
—Lui Yi ha encontrado la base operativa de la organización de mercenarios Blood Moon. Como sabe, los hombres partieron esta noche para exterminar la amenaza que representan para el antiguo Amo. No obstante, parece que solo son las manos de una operación de largo tiempo. Nueva información sugiere que están trabajando en una asignación de operaciones negras para el gobierno y el antiguo Amo se oponía a su intervención. La orden de asesinato contra él es simplemente una resultante de convertirse en un obstáculo vocal. También parece haber una operación clandestina en el norte que el gobierno está financiando, pero es imposible obtener más información. Tenemos a nuestro equipo de hackers buscando tanto en la web negra como en la blanca para averiguar qué está haciendo el General Heung. Lo mejor que hemos podido descubrir es Operación: Hydra, pero desconocemos qué pueda implicar.
—Mmm —sonó nuevamente la voz profunda y ronca.
—Señor, si se me permite preguntar —comenzó Lui Wei.
—Apresúrate y pregunta.
—Sí, Señor. ¿Cuáles son sus planes para la base Blood Moon una vez que los hombres la hayan tomado?
—No necesito tierras en medio de la nada. Busquen cada centímetro de la propiedad, no se pierdan de nada y traigan de vuelta lo que puedan. Después de eso, hagan que los hombres la limpien y pónganla a la venta. Sería mejor obtener un beneficio de ella que tenerla sin utilidad para nosotros.
—Entendido, Señor. Informaré a los hombres de sus órdenes —dijo Lui Wei.
—Deja el resto de la información aquí. Estás despedido.
Lui Wei hizo una reverencia y se dio la vuelta para salir. Sabía que no sería prudente quedarse cuando su jefe estaba de humor. Después de todo, no era como si hubiera proporcionado alguna información nueva que el Jefe no supiera ya.
A veces ser un asistente era muy estresante.
Wang Chao giró su silla para mirar por las ventanas detrás de él. Enmarcado por las suaves cortinas color marrón rojizo, el cielo nocturno parecía aún más pacífico. Desafortunadamente, Wang Chao sabía que esa paz no duraría mucho.
Se levantó de su escritorio y caminó hacia las estanterías a lo largo del lado de la habitación, donde lo esperaba un decantador de whisky. Sirviéndose un vaso, regresó a la ventana, tratando de ver dónde encajaban todas las piezas del rompecabezas. Sin embargo, solo tenía una pregunta a la cual era incapaz de responder:
¿Qué demonios era 'Operación: Hydra'?
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