Me escondí en los brazos de Liu Wei para que Liu Yu Zeng no pudiera ver la sonrisa en mi cara. —Eres maligna, Princesa, pura y completamente maligna —se rió Chen Zi Han desde donde estaba parado. Liu Yu Zeng todavía estaba un poco verde y no podía hablar aún.
—¡Ah, cierto! Sobre ser maligna y todo eso. ¿Han pensado si deberíamos rescatar la base y la gente que está ahí? —pregunté, volteando y mirando a los chicos.
Los cuatro intercambiaron una mirada. —Creo que dejaremos esa decisión en tus manos —dijo Wang Chao, sacrificándose por el equipo. Asentí con la cabeza. Es decir, en realidad no quería salvar a nadie que tratara a Wang Chao de esa manera, más sería bueno utilizar a los zombis como una forma de deshacerme de Zhao Jia Li. Pero algo me decía que esa mujer era como una mala erupción, siempre volvía cuando menos lo esperabas.
Pero la verdad era... que estaba aburrida. Y viniendo de una introvertida, eso decía mucho.