—¿Alguien quiere explicarme qué está pasando? —exigió el Coronel mientras miraba de mí al resto de los chicos. Hielo colgaba del techo y había montones de nieve apilados en las esquinas de los pasillos mientras cristales de hielo se formaban a lo largo de ambas paredes. Supongo que mi poder de hielo era más efectivo cuando no lo controlaba, porque sabía que no había forma en el Infierno de que fuera suficientemente fuerte para causar este tipo de daño intencionadamente.
—Tu aire acondicionado está roto —dijo Liu Yu Zeng como si el Coronel fuera un poco lento para darse cuenta—. ¿Qué más podría ser?
El Coronel manoteó la pistola en su cintura mientras nos miraba a los cinco como si fuéramos monstruos salidos de sus peores pesadillas. Digo, probablemente lo éramos, pero eso no viene al caso. Yo no estaba admitiendo nada y sabía que los muchachos tampoco dirían nada.