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—¿Y si no me inclino a acceder a tu petición? —preguntó Liu Yu Zeng mientras miraba hacia abajo al hombre frente a él. Me reí por lo bajo, recordando las pocas veces que le había dicho eso. Crujiendo mi cuello, levanté la vista hacia Chen Zi Han.
—¿No te vas a involucrar? —pregunté mientras él continuaba sujetándome en absoluto silencio. Él me miró y negó con la cabeza—. Que ella viva o muera depende de ti —dijo, encogiéndose de hombros masivos como si no tuviéramos a un par de amantes desafortunados arrodillados en la tierra frente a nosotros.
—No puedes matarla —dijo He Hai Tao mientras giraba su atención hacia mí. No puedo decir que realmente he conocido al hombre, salvo saber que estaba con Liu Yu Zeng y Chen Zi Han—. Su hermano murió para salvar mi vida. No te dejaré matarla.