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Esperamos a que los gritos cesaran antes de dejar que los chicos salieran de la seguridad de los árboles y se acercaran a la autopista donde el general y los demás estaban. Sabía que no les gustaba la idea de esconderse mientras la gente moría, al menos a Wang Chao no le gustaba. La mentalidad militar tenía un firme agarre en su psiquis y no estaba dispuesta a soltarla tan rápidamente.
¿Yo? Yo prescribía a la mentalidad de 'dejar que todos mueran'.
Un silbido agudo y el resto de los hombres bajaba de sus respectivos árboles y se reagrupaba en los costados de la autopista. Escuché muchas quejas al acercarme a nuestro grupo de hombres, pero la mayoría provenían del lado de Wang Chao y Liu Wei más que de Liu Yu Zeng y Chen Zi Han. Ignorando sus miradas, como si me hiciese alguna diferencia, subí el borde de la cuneta y pisé la autopista.