El gesto de suficiencia del CEO titubeó durante una fracción de segundo.
Pero se recuperó rápidamente, echándose hacia atrás una vez más.
—Palabras fuertes, señorita Yu. Pero recuerda, yo tengo las llaves de tu futuro en esta empresa. Una sola palabra mía, y
—¿Y qué? —Yu Holea interrumpió, su voz afilada como una cuchilla. Sus ojos se clavaron en los de él con una intensidad que lo hizo titubear de nuevo.
—¿Crees que tengo miedo de ti? ¿Crees que Estrella Brillante es mi única opción? Si quieres jugar, me aseguraré de que lo lamentes.
La sonrisa del CEO desapareció por completo. Por un momento, la habitación quedó en silencio, la tensión espesa.
Finalmente, él se aclaró la garganta, su expresión volviéndose neutral.
La expresión del CEO se mantuvo fría mientras se levantaba de su silla, su alta figura proyectando una sombra sobre la habitación. Caminó alrededor del escritorio lentamente, sus agudos ojos nunca dejaron de mirar a Yu Holea.