—Con un grito furioso, el fantasma arrancó el talismán y volvió a cargar, esta vez moviendo sus garras sombrías en rápida sucesión.
Yu Holea esquivó con facilidad, haciendo un paso de lado con gracia como si estuviera en una danza coreografiada.
Incluso tuvo la audacia de revisar sus uñas a mitad de giro.
—Eres predecible —dijo, lanzando otro talismán como un frisbee.
Cortó el aire y se pegó al brazo del fantasma, causándole un grito de dolor.
—¡ARGH! ¡DEJA DE HACER ESO! —rugió el fantasma, agitando su brazo.
—¿Por qué? Es divertido —replicó Yu Holea, con un tono lleno de falsa inocencia.
Sacó un puñado de talismanes y los abanicó como si fueran una baraja de cartas. —¿Quieres ver mi técnica de fuego rápido?
Antes de que el fantasma pudiera responder, Yu Holea lanzó los talismanes uno tras otro con una velocidad y precisión sobrenaturales.
—Hombro izquierdo. Hombro derecho. ¿La frente otra vez? Ups, me perdí el codo —¡ahí vamos! —narró con una alegría exagerada.