El orgullo de Vivian se encendió, pero su desesperación comenzaba a mostrarse.
Abrió la boca para responder, pero antes de que pudiera hacerlo, Hu Song avanzó, dirigiéndose directamente a ella.
—Vivian, hiciste un gran problema de esto. Dijiste que le darías una lección, que ganarías sin importar qué. ¿Y ahora? ¿Solo te vas a marchar?
Otro miembro del personal se unió, incapaz de ocultar su burla.
—Pensé que eras más… digna que esto, Vivian.
La cara de Vivian se contorsionó mientras la vergüenza y la frustración burbujeaban dentro de ella.
Sus ojos se movieron rápidamente hacia las caras expectantes a su alrededor, todas esperando su próximo movimiento.
Finalmente, exhaló con resignación, su voz amarga.
—Está bien —murmuró entre dientes apretados—. Si esto es lo que todos quieren.
Con un movimiento rápido y brusco, sacó su teléfono, tocando furiosamente la pantalla mientras navegaba en su aplicación de banca.