Mo Jiang lloró por un rato. Ni Wulin, que estaba a su lado, le dio palmaditas en la espalda torpemente.
Cuando Mo Jiang finalmente se calmó, Ni Wulin retiró su mano.
Yu Holea observó toda la interacción y se sorprendió. Estas dos pelean como si fueran enemigas verdaderas pero en realidad, se preocupan la una por la otra.
—Señorita Yu —empezó Ni Wulin con cautela—, no sé si debería creer en esto... de las predicciones. Pero después de ver cómo reaccionó Mo Jiang a tus palabras, no puedo negar que sabes cosas que otros no. Si no te importa, ¿puedes leer también mi palma?
Yu Holea soltó una risita,
—Claro.
Yu Holea sonrió mientras Ni Wulin extendía su mano, sus dedos temblaban ligeramente.
Mo Jiang, aún secándose las últimas lágrimas, miró de reojo, su curiosidad despertada a pesar de su agotamiento emocional.
Yu Holea tomó con gentileza la mano de Ni Wulin y examinó su palma por un momento.
