Se agarró el estómago y dijo con lágrimas en los ojos:
—Así que... jaja... así que... ja... le ataste los cordones de los zapatos... jajaja... para enseñarle una lección?
Little Jun hizo un mohín al ver a Yu Holea riendo tan fuerte.
Dijo con la cara roja:
—¡Eh! ¡Deja de reír, no es gracioso!
—¡Sí lo es! —dijo Yu Holea—. No podía creer que el astuto Qiao Jun pudiera volverse tan lindo cuando se transformaba en un niño. Qué manera más linda de vengarse de Yu Sicong.
Aunque sentía pena por Yu Sicong, no podía evitar caer rendida ante las travesuras de Little Jun.
A Little Jun le encantaba ver reír a Yu Holea, pero solo cuando no se reía de él.
Por eso cambió de tema y preguntó:
—Entonces, ¿qué sentiste?
Sin embargo, al instante se arrepintió de haber hecho esa pregunta.
Porque la sonrisa en el rostro de Yu Holea se desvaneció de repente.
Sus ojos se volvieron un poco huecos y dijo:
