Cuando Kat se despertó la siguiente mañana después de otra buena noche de descanso, no estaba segura de lo que esperaba. Había charlado con Elmony y Kamiko y se había ido a la cama bastante contenta con todo. Abrazar a Kamiko había sido una gran idea, y no aceptaría ninguna crítica al respecto.
Cuando la pareja subió a desayunar, ahí comenzó la sorpresa. La mesa del comedor se había agrandado casi al doble de alguna manera y ahora tenían un verdadero festín preparado para ellas. Un fino domo rojizo cubría la mesa mientras Elmony se sentaba a un lado con la misma ropa de ayer, pero ahora tenía el añadido de un sombrero de chef que, en lugar de ser inflado en la parte superior, parecía tener un cuerno de carnero a su lado.