—Unida a ella por toda la eternidad... —susurra la voz inquietante.
—Un tributo digno de Mi Señor... —dice con desesperación.
—Encontremosla más pronto... —suplica una voz débil y moribunda.
—En esta vida y en cualquiera que pueda venir después de ella... —la voz inquietante sisea
—Desbordado de fuego y sangre... —jura solemnemente.
—Mi primer regalo para ella... y quizás mi último... —en sus últimos alientos.
—Llévame más pronto a ella... mi hermano... —lleno de esperanza.
—El nuevo mundo... —promesa viciosa y mortal.
—Solo si ella vive... puedo yo vivir... —sus arrepentimientos son palpables.
—Fuego y sangre... —jura.
—¡Fuego y sangre! —jura.
Las palabras resonaban repetidamente en la mente de Neveah, la oscuridad nublaba su visión, sin embargo, los ecos solo se hacían más fuertes y resonantes.
—¡León! ¿Qué está pasando? ¿Qué estás haciendo? ¡Realiza la extracción! ¡Saca su alma y convoca el portal! —Celeste siseó con urgencia.