—No puedo morir así...
—No puedo morir así...
Neveah podía escuchar las palabras, esas mismas palabras que habían sido un mantra en su mente ahora se repetían en un susurro apenas audible de algún lugar cercano, tan cerca que enviaba un escalofrío inquietante por la espina dorsal de Neveah y provocaba un dolor profundo en su corazón, tan doloroso que Neveah podría haber jurado que su corazón se estaba rompiendo en pedazos por sí solo, todo por cada repetición de esas palabras doloridas que resonaban profundo en su mente. Esa voz... estaba cargada de dolor y agotamiento, no era ni siquiera una súplica, sino una lamentación, de alguien que difícilmente podía aceptar el destino que enfrentaba. La potencia de la tristeza y los arrepentimientos en ese tono era tan densa, que sobrepasaba el dolor que Neveah sentía y tiraba de las cuerdas de su corazón, dejando a Neveah menos preocupada por su predicamento actual y más desesperada por saber,