Neveah paseaba por el bosque, tomando una profunda inspiración del aire fresco y los aromas de la naturaleza.
Neveah le había dicho a Luna Colleen que era mejor comenzar el proceso de neutralizar el veneno en un entorno donde se sintiera más relajada.
Neutralizar el Susurro Lunar implicaría causar algún daño corporal y lo último que necesitaban era que los instintos protectores de Luna Colleen se activaran.
Si Luna Colleen entraba en pánico, su loba asumiría que había un peligro para sus cachorros y si la loba de Luna Colleen tomaba el control, sería un gran problema.
Por supuesto, Neveah tenía que pensar en todas las posibilidades para mantenerse a salvo, había pasado toda su vida pretendiendo ser humana y hacía tiempo que había comenzado a pensar como tal.
Ningún humano quería enfrentarse a una madre loba enfurecida y ser identificado como una amenaza para sus cachorros —porque eso era buscar la muerte.