Los ojos de Luna Colleen se abrieron suavemente con un respiro quedo, el brillo en sus ojos había menguado mostrando que su lobo se había replegado al fondo de su mente.
Tomó profundas respiraciones como si le hubiera resultado difícil respirar y las cejas de Neveah se fruncieron preocupadamente
—¿Cómo te sientes? —preguntó Neveah con preocupación cuando Luna Colleen no habló por un momento.
Esta era la primera vez que Neveah llevaba a cabo este proceso de neutralización en alguien más y por ello no estaba completamente segura de cómo se manifestarían los efectos posteriores.
—Me siento mareada... y mi brazo derecho pesado —dijo Luna Colleen lentamente.
—Pasará, ven... has hecho lo correcto, suficiente por hoy. Descansa y continuaremos mañana —dijo Neveah mientras guardaba el cuchillo.
—¿Todo esto salió de mí? —preguntó Luna Colleen incrédula.
Neveah siguió su mirada para ver que Luna Colleen estaba mirando la hierba que se había ennegrecido por la sangre envenenada.