—En otro tiempo, en otra vida, estábamos destinados a ser tú y yo... ahora paso por tu lado una vez, paso por tu lado dos veces, una y otra vez sucede... Aunque mi corazón te conoce, yo no te conozco... y aunque tu corazón me conoce, tú no me conoces —JHeart.
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El sol acababa de empezar a ponerse, lanzando un cálido resplandor dorado a través del denso bosque. Y fue precisamente en ese momento que la cueva aislada en las profundidades del bosque se hizo visible. Tal y como había dicho Casiano, habían tomado un camino apartado a través del bosque y no habían encontrado a una sola persona en el camino hacia la cueva.
—Ahí... se considera que estas son tierras sagradas y las ninfas no se atreven a aventurarse aquí a menos que sean convocadas por el vidente —dijo Casiano a Jian.