Yu Qi había estado caminando durante unas dos horas. Había llegado al primer punto de control. Había otros dos puntos de control para que los visitantes llegaran a la cima.
Yu Qi podía ver que había un grupo de personas no muy lejos de ella. Como su oído era bueno, podía escuchar lo que habían estado hablando entre ellos.
—¿Qué deberíamos hacer?
—Su Yan, Su Yan, despierta.
—Su cuello está hinchado.
—¿Está bien?
—Ella no se muere, ¿verdad?
—Su Yan, Su Yan, despierta.
La conversación era muy extraña. Yu Qi decidió acercarse al grupo.
—¿Qué ha pasado? —preguntó Yu Qi a la gente.
—Nuestra amiga se ha desmayado de repente —respondió uno de ellos.
—¡Qué! Déjeme pasar —gritó Yu Qi.
La gente se sorprendió e hizo un camino para dejar pasar a Yu Qi. Una chica estaba siendo sostenida por alguien. Yu Qi rápidamente echó un vistazo a la chica.
—¿Qué está haciendo?
—Bueno, no lo sé.
—Llamen a la ambulancia ahora mismo —dijo Yu Qi a la gente.
