Lan A Sing regresó y colocó el disco frente a Yu Qi.
—Señorita Yu Qi, este disco contiene toda la información sobre los empleados en la fábrica —dijo Lan A Sing mientras sus ojos miraban constantemente hacia Aoi.
Aoi, que estaba acostado junto a su maestra, presintió algo. Algo que le hizo estremecerse. Era algo parecido a lo que sintió cuando se enfrentó a Song Ha Ting.
«Un enemigo.» Aoi se levantó y permaneció alerta. Ya había notado los sentimientos que emanaban de esta mujer frente a Yu Qi.
Los ojos de Lan A Sing destellaron un brillo. «Esos ojos... Esas orejas... Esas patas... Quiero tocarlos.» Estaba emocionada de ver a un perro tan bonito.
Aoi se estremeció de nuevo. «Sí. Es la misma sensación. No me he equivocado.» Aoi miraba a Lan A Sing de forma protectora.
Yu Qi observaba el espectáculo. «Hermana Lana es divertida. Es como Ha Ting.»
Lan A Sing quería tocar a Aoi pero temía que Yu Qi se enojara por tocar a su perro. Tenía que aguantarse.
—Señorita Yu Qi, yo...