Sentada en unas rocas, Shiro esperaba pacientemente a que los aventureros llegaran mientras el grupo escoltaba a los demonios lejos.
Y justo a tiempo, los aventureros comenzaron a descender a su alrededor.
Desenfundando sus armas, mantenían la guardia alta alrededor de Shiro.
—¿Eres tú quien causó todo esto? —el Maestro del Gremio se acercó frunciendo el ceño.
—Sí. Había demonios así que los maté —respondió Shiro. Su voz era profunda debido al cambiador de voz que había utilizado en sí misma. Después de todo, todos piensan que la Asesina Fugitiva es un chico.
—¿Y la onda expansiva de ahora mismo? —el Maestro del Gremio frunció el ceño antes de señalar hacia el techo que ahora tenía un gran agujero abierto.
—Daño colateral. Solo consigue a algunas personas con una afinidad a la tierra y podrás repararlo fácilmente. También tal vez quieras rellenar los otros túneles —Shiro hizo un gesto hacia los túneles que se podían ver alrededor de la sala.
