—Fu... —Tomando una respiración profunda, Zaun se limpió la sangre de su rostro y miró hacia la mujer zorro llorosa que estaba sentada en el piso con las piernas temblando.
—¿Estás bien? —preguntó mientras extendía su mano para ayudarla a levantarse.
—¡Gracias! ¡Gracias! —La Shiro mayor hizo una reverencia rápidamente mientras se secaba las lágrimas falsas de sus ojos.
—Si no me hubieras salvado, mi hijo y yo habríamos estado acabados. Por favor, ¿puedo saber el nombre de mi salvador? —preguntó mientras miraba hacia arriba a Zaun.
Al verla de cerca, Zaun no pudo evitar sonrojarse ligeramente y apartó la mirada.
—Es Zaun. ¿Qué sucedió? ¿Por qué los monstruos estaban enloquecidos? —preguntó mientras hurgaba entre los cadáveres.
—No lo sé. Solo estaba en mi camino hacia Indri ya que me dijeron que era un lugar amigable para gente como yo cuando los monstruos empezaron a atacarnos. —respondió la Shiro mayor mientras Zaun fruncía el ceño.