—¿Quieres dirigirte al este ahora? Afortunadamente, hay un santuario de teletransportación en la ciudad, así que podemos llegar allí inmediatamente —preguntó Nan Tian con una sonrisa.
—Claro. Supongo que seremos solo tú y yo por un tiempo —Shiro se encogió de hombros.
—Veo, ¿quizás podrías llamar esto una cita? —dijo él con una sonrisa y se quitó la máscara.
—Ya quisieras. Desafortunadamente para ti, tengo unos cuantos inquilinos permanentes conmigo —Shiro sonrió antes de invocar a Nimue, Iziuel y Attie.
—Ya sabes, si vas a invocarme, al menos avísame. Estaba a punto de descansar, ¿sabes? —Nimue suspiró.
—Está bien, está bien, puedes volver entonces —Shiro se rió y dejó que Nimue regresara al reino de mana.
—¿Y tú Iziuel?
—Me quedaré aquí afuera —ella sonrió ya que disfrutaba estar en el mundo. Era relajante de una manera que la hacía sentir libre.
—Mn —asintiendo con la cabeza, comenzaron a salir del pueblo mientras Shiro sostenía a Attie en sus brazos.