No mucho tiempo después de terminar su comida, los miembros del grupo regresaron uno por uno. La mayoría de ellos habían logrado subir de nivel una vez, tal vez dos si tenían suerte.
Observando el estado de sus cuerpos así como su expresión, Shiro se dio cuenta de que Silvia era la más relajada de todos.
—Parece que tuviste una buena racha, Silvi —dijo Shiro con una sonrisa.
—Bueno, fue más fácil de lo que pensaba. Solo tenía que seguir potenciándome mientras golpeaba al jefe. También pasé de largo a todos los monstruos después de darme cuenta de que me curo más daño del que ellos pueden hacerme combinados —Silvia se rió mientras Nan Tian levantaba una ceja.
—Maldición... —murmuró en su mente, ya que podía imaginarse a una sola sanadora golpeando al jefe mientras los monstruos no podían herirla lo suficientemente rápido.
Solo imaginar la escena de cientos de monstruos arañándola mientras a ella no le importaba era bastante la escena y casi sentía lástima por los monstruos.