El tiempo pasaba lentamente mientras Shiro continuaba atrayendo la agresión del Cosechador, permitiendo que los guardias y Kuromi lo dañaran tanto como pudieran. Sin embargo, a pesar de todos sus esfuerzos y la cantidad de heridas que había sufrido el Cosechador, no parecía sentir nada ya que seguía atacando con la ferocidad que tenía al principio.
En este punto, Shiro podía sentir que su energía estaba aproximadamente en la marca del 20%.
—Maldición, esto no es bueno. Este hijo de puta no se muere a pesar de su debilidad a la magia —se decía a sí misma mientras fruncía el ceño.
Esquivando rápidamente otro ataque del Cosechador, echó un vistazo hacia Kuromi.
—¡Hermana mayor! ¿Tienes alguna idea de cómo matar a esta cosa? No estamos precisamente avanzando —Shiro gritó mientras Kuromi fruncía el ceño.