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Al mirar a Kuromi, Shiro rápidamente negó con la cabeza, ya que podían hablar más tarde. Si algo, necesitaban sobrevivir a esta caída ya que por alguna extraña razón, no podía acceder a su maná.
—Kuromi, ¿tienes alguna idea de cómo bajar seguras? —preguntó Shiro con el ceño fruncido.
—Mmm... No exactamente. Para ser honesta, no entiendo qué está pasando. Ni siquiera debería ser visible para ti, mucho menos estar aquí en forma física. Además de eso, este reino de prueba es bastante extraño. Está lleno de una energía similar al maná, pero parece que no podemos acceder a ella —analizó Kuromi.
—Tch, Kuromi, aférrate a mí —llamó Shiro mientras Kuromi asentía.
—Que sepas, mi nombre es Kuromi y no Kuro. Quizás te resulte divertido que nos conozcan literalmente como negro y blanco, pero prefiero que me llamen por mi nombre completo o más bien, mi apellido si es posible.