Entregándole la carta a Shiro, Keiko se sentó en el sofá y esperó obedientemente su respuesta. Al ver el entusiasmo y la emoción de Keiko, Shiro no pudo evitar preguntarse si era como una gata sobreexcitada o algo así.
Sacudiendo la cabeza, miró el sello familiar y se mordió el dedo.
Abriendo la carta, leyó su contenido.
—Hola~ Parece que has conocido a Keiko. Ya le he dicho que hay una buena posibilidad de que pierdas la memoria, así que debería estar bien. Ella debería poder ayudarte con muchas de las cosas que necesitas, como el cambio de identidad, objetos y demás.