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Esperando en su lugar y continuando emitiendo su aura sin restricciones como advertencia, Shiro mantuvo una expresión neutral y observó a los recién llegados.
Tres mujeres, todas de cabello blanco y expresión fría la miraban desde la distancia.
Aunque ninguna de ellas era un monstruo con nombre, Shiro sabía que eran inteligentes.
—Una... no, dos irregulares han invadido nuestro dominio —dijo la primera mujer mientras estrechaba los ojos hacia las dos.
—Elemento Santo. Ella es de tipo ángel. En cuanto a la otra mujer, parece que alguna vez fue parte de nuestra raza. Ha matado a una chica de nieve —continuó la segunda.
—Ella no es como nosotras, pero ¿por qué su nombre lo sugiere? —preguntó la tercera mujer de nieve inclinando la cabeza.
—¿Ustedes tres son? —llamó Shiro.