Haciéndose casi indetectable, Shiro esperó a su lado todo el tiempo que estuvieron discutiendo contra el Panteón de Dios.
Ya que el Rising Sun tenía más miembros cerca, el Panteón de Dios eventualmente se rindió.
—Ya era hora —suspiró Shiro mientras seguía lentamente a la facción de Rising Sun.
Siguiéndolos fuera de la gremio, echó un vistazo a su alrededor antes de saltar sobre los techos. Así le sería más fácil seguirlos ya que siempre los tendría a la vista.
—Parece que van hacia la casa de subastas —murmuró para sí.
Entrando a la casa de subastas tras ellos, vio al grupo acercarse al mostrador y presentar una especie de ficha.
Escuchando su conversación a escondidas, Shiro vio que pasarían a una sala privada para recoger el ítem.
—Interesante... —Shiro estrechó su mirada.
Ajustando su paso, parpadeó detrás de ellos mientras desviaba la atención de todos hacia su entorno.