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Durante los próximos días, Shiro continuó el proceso de enviar nanobots berserker al laboratorio al mismo tiempo que salvaba a algunos de los niños.
Después de explicar su situación a los aldeanos, éstos los aceptaron bastante bien. Pero los niños todavía estaban un poco traumatizados, así que construyó un edificio separado para que vivieran todos juntos.
En cuanto a su mejora de nanobots, su progreso se ralentizó mucho ya que la seguridad dentro de los laboratorios aumentó.
Había intentado mantener su rastro lo más sutil posible, pero era natural que ellos se volvieran sospechosos ante todos los fallos.
Al quinto día, su mejora finalmente alcanzó el 100%.
Sentada en un sofá dentro de su propia casa en la base subterránea, Shiro miró su sistema con una sonrisa.
—Ahora bien, no he encontrado más piezas de los volúmenes de investigación en los últimos días, pero esto debería ayudarme a potenciarme bastante —murmuró con una sonrisa.