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Entrecerrando sus ojos, Shiro tomó una respiración profunda y pensó qué debería hacer. Su enemigo era un maestro de la arena de nivel 100, lo que le presentaba dos problemas.
El primero era el hecho de que él estaba 35 niveles por encima de ella, lo que provocaba que la disparidad en sus estadísticas fuera enorme.
El segundo problema era que no tenía idea de lo que su clase podía hacer, así que tenía que jugar un poco a la segura.
Si no fuera por el hecho de que había un abismo en sus fuerzas, simplemente habría forzado su camino a través y lo habría matado.
Antes de que pudiera siquiera hablar, abrió los ojos de par en par cuando sintió que el peligro asaltaba sus sentidos.
Rápidamente se agachó al suelo y observó cómo una cuchilla de viento pasaba por su lado.
—Tch, si no hubiera reaccionado a tiempo, me habrían partido en dos —maldijo en su mente.