Mientras Shiro se dirigía a la mansión de la familia Ospar, vio que las patrullas estaban causando un pequeño alboroto.
—¿Cómo nadie se dio cuenta de que ese hombre se coló aquí y trató de secuestrar a una mujer? —preguntó un hombre con el rostro adusto.
Las personas con las que hablaba bajaron la cabeza avergonzadas al no poder entender cómo él había podido eludirlos a todos y secuestrar a una mujer. Si no fuese por el hecho de que alguien había matado al hombre y colocado a la mujer en una de sus rutas de patrulla, jamás habrían sabido que alguien realmente se había infiltrado.
—Quiero que recluten a más gente para ayudar en la patrulla mientras reducen el área de patrulla. De esta forma, podremos reaccionar más rápido si invaden. También necesitamos unas personas en las torres de vigilancia para supervisar toda la situación. No podemos permitir que otro ratón como este entre a nuestro campamento.
—¡Entendido! —exclamó un subordinado.