Mientras tanto...
El estruendoso ruido del club nocturno no perturbaba a Tigre, quien se sentaba tranquilamente en la barra. Las luces intermitentes iluminaban un lado de su rostro, revelando su concentración en el vaso que giraba en su mano. Todos en el club se divertían, bailando hasta que el sudor cubría su piel, sin embargo, la atmósfera animada no podía penetrar la solemnidad que lo rodeaba.
—Ese maldito retrasado... —siseó y escupió—. Tuvo suerte de que lo fallara.
Para Hera, Tigre había fallado intencionalmente a Dragón esa noche durante el memorable Aniversario del Grupo Lyon. Pero, para ser honesto, Tigre no falló a propósito a ese hombre. Quería matarlo por todo lo que había hecho. Quería ajustar cuentas con él de una vez por todas. Pero, lamentablemente, falló.