Después de despedir a Dominic, Sebastián y Cielo continuaron su mañana perezosa en la sala familiar. Como siempre, Sebastian traía sus libros mientras su madre se ocupaba con su teléfono.
—¿Te gusta tanto? —no pudo evitar preguntar al verla apartar la mirada del teléfono por primera vez en minutos.
—Es nuestra primera foto familiar. No me canso de verla —sus labios se estiraban de oreja a oreja mientras su mejilla se teñía de un tono rosado—. ¡Mira qué lindo eres!
Cielo levantó su teléfono, mostrándole la foto familiar —¡Nos vemos tan lindos juntos, como si fuéramos un par hecho en el cielo!
Sebastián no reaccionó mientras estudiaba la foto por un momento. En la foto, estaba sentado en el regazo de su madre mientras ella lo abrazaba por detrás. Su amplia sonrisa le daba un aspecto mucho más dulce, como si hubiesen sido una familia feliz desde el primer día.