—Gracias, Belle —dijo Cielo.
—No es nada. No vamos tan tarde. Digo, no es tu culpa, y el Señor Yang seguramente lo entenderá —respondió Belle.
Cielo soltó una risita mientras negaba con la cabeza. De camino de vuelta al departamento de arte, algunos empleados detuvieron a Cielo solo para charlar. Al principio, habían planeado ignorarlos por completo. Sin embargo, le trajeron algunos pequeños regalos e incluso algunos bocadillos como un "regalo de agradecimiento" por todo su duro trabajo.
A estas alturas, Cielo sería tonta si no pensara que esto era solo una manera de que todos trataran de ganarse su favor. Era una molestia. Si Belle no estuviera con ella, no los habría entretenido. Quizás hubiera salido corriendo del edificio.
Oh, cómo deseaba Cielo haberlo hecho desde el principio.