—Porque él apareció, y eso significa que no puedo seguir siendo Heaven Liu. No sé qué quiere de Primo, pero una vez que ese hombre despierte, tengo la sensación de que me daré cuenta realmente que estas cadenas invisibles alrededor de mi tobillo no son solo una invención de mi imaginación. No quiero que Basti y Milagro tengan la misma infancia que tuve, que me llevó a la vida que recorrí —Dominic sostuvo el rostro de Heaven entre sus manos, ofreciéndole una sonrisa cálida—. No digo esto solo para hacerte sentir mejor, pero siempre supe que hay una razón por la que llegaste a ese cuerpo —asintió para tranquilizarla—. El mundo podría no estar de acuerdo, pero sin ti, Basti y yo... y toda la familia Zhu, habríamos caído esa noche del aniversario. O tal vez, mucho antes —sus ojos se suavizaron mientras la atraía lentamente hacia su abrazo—. Heaven Liu o Hera Cruel, no importa. Mi alma está atada a la tuya.