—Hermana, ¿cómo puedes saber que estaré a salvo?
Cielo le sonrió.
—Simplemente lo sé.
—¿Cómo es eso tranquilizador? —Axel frunció el ceño ante la respuesta de su hermana—. ¿Puedes decirme más? Confío en ti, pero al mismo tiempo, estoy un poco asustado.
—Confiar en mí es todo lo que necesitas, Axel —Cielo se inclinó hacia adelante, apoyando su mejilla sobre su puño, mirándolo fijamente mientras él comía la comida que ella le había preparado—. Estarás a salvo. Puede que te lastimes en el proceso, pero no morirás. ¿Confías en mí?
—Bueno... Acabo de decir que sí pero
—Entonces eso es —ella lo interrumpió a mitad de frase con una sonrisa tranquilizadora en su rostro—. Morirás cuando yo diga que lo harás, pero cuando digo que no, entonces no lo harás.