[CENTRO MÉDICO DE LA CIUDAD]
—Ugh... —Silas despertó en medio de su sueño, soltando un gruñido al sentir incomodidad inmediata en su mano. Abrió los ojos con debilidad, incapaz de girar su cuerpo debido a sus heridas. Cuando su visión se aclaró, sus pupilas se dilataron instantáneamente.
—¿Quién eres tú? —entró en pánico, examinando al hombre desconocido que estaba de pie al lado de la cama del hospital. Su corazón latía fuerte, y miró alrededor por instinto. Solo entonces se dio cuenta de que había al menos dos personas más en la sala privada.
Silas volvió a mirar a la persona que estaba al lado de la cama, con los labios temblorosos. ¿Debería escapar ahora? Incluso si quisiera hacerlo, sabía que era imposible. Solo se haría ver como un payaso, consciente de que sus heridas no le permitirían escapar.
—Debería haber dejado que Dominic colocara un guardaespaldas para vigilar este lugar.